jueves, 4 de noviembre de 2010

Bueno, me presento aquí un poco in and out para dejar una entrada rápida y dar constancia de que sigo viva. 
Lo que os voy a poner ahora es un texto que me fue enviado en un evento del Tuenti, y me pareció tan interesante -y deprimente al mismo tiempo- que creo que se merece estar aquí. Os lo voy a adjuntar aquí, y me gustaría que, al leerlo, os diérais un poco de cuenta de cuán grave es el problema del que están hablando; que reflexionéis y remediteis, porque lo que aquí se cita es un muy grave problema que nos atañe, en mayor o menor medida, a todos.


El síndrome "Belén Esteban"
Como profesora, las preguntas de los alumnos que más me cuesta responder convincentemente son sobre porqué hay que estudiar cosas que a ellos les parecen inútiles o absurdas, como la Historia o la Geografía. Yo tengo claro qué me aportan a mí, pero de todas las razones que hay para estudiar estas cosas, yo les hago hincapié en lo necesarias que son estas disciplinas para comprender el mundo en el que viven: las coordenadas de espacio y tiempo, que al fin y al cabo son las que tratan la Geografía y la Historia , nos ayudan a conocer el sitio que ocupamos en el mundo y a comprender de dónde vienen todas nuestras realidades. Que todo eso les puede parecer ajeno y absurdo, pero que muchas de las cosas que estudian tienen que ver con su vida real y que, quieran o no, les afectan.
Por ejemplo, ¿quieres saber por qué tienes a tu lado a un compañero que viene de Ecuador? ¿por qué habla el mismo idioma que tú? ¿quieres entender por qué un señor, por nacer con el apellido Borbón, va a ser "rey" y el Estado Español le va a dar mucha pasta (que vendrá de los impuestos que tú pagues de mayor)? ¿por qué lo que digan unos señores europeos en Bruselas va a repercutir - y mucho - en tu vida? Todo eso es geografía. Todo eso es Historia.
Algunos entienden qué quiero decir, otros no. Yo no llevo mal las preguntas, las protestas... son críos. Es normal. Donde me desarman del todo y me dejan sin respuestas es cuando me dicen que todo eso les da igual. Que para qué quieren saber dónde está Marruecos, si no van a ir nunca. Para qué conocer el tipo de elecciones que hay en España, si ellos no tienen la intención de votar jamás. Que les resbala que haya una guerra en Irak, que media África se esté muriendo de hambre o que la Unión Europea diga "bla". Si ni siquiera les interesa eso, imaginaos lo complicado que me resulta hacer que se interesen por lo que hacían señores de hace cinco siglos, por muy apasionante que yo intente pintarlo.
Y, Lo que llevo peor con diferencia, es esa actitud de orgullo con el que exhiben su ignorancia y su cortedad de miras. Esa actitud de "no sirve para nada, no me interesa. Eso que cuentas y a lo que dedicas tu vida es una mierda. Yo quiero jugar a la Play / irme de compras al Centro Comercial y ya". La tienen conmigo, que enseño Historia, pero también que los profes de lengua, de biología, de matemáticas. El desprecio por los libros, por el Arte, por la Cultura , por las Ciencias... no es algo tan raro, y puede conmigo.
Últimamente esa actitud está más de moda que nunca. Tenemos una perfecta encarnación en la dichosa Belén Esteban, que no sabe nada, no quiere saber nada y se jacta de ello. La mala educación, la zafiedad y la ignorancia puestos en un pedestal día tras día. Todo el mundo la aplaude porque ella es "auténtica" (signifique lo que signifique eso). Conozco a mucha gente a la que le gusta ver a la Esteban y es curioso, porque hay toda clase de personas entre su público. Entre ellos, los que más me llaman la atención son dos tipos: la gente que tiene (o cree que tiene) más educación que ella y la ve como un divertimento, incluso algunos como un consuelo (yo soy mejor que ella), o los que son como ella, que han visto como la ignorancia y la mala educación también te pueden hacer triunfar en la vida y que hay que sentirse orgulloso de ello. Eso me da miedo: que se extienda y que sirva de ejemplo a más bobos, que opinen que el no saber nada es estupendo. Que el presumir de ser zafio e inculto se convierta en políticamente correcto y sea bien visto.
Clases de historia con Belén Esteban... (vídeo)
"Eh, que yo no quiero ayuda de nadie, que no necesito ayuda, leche" dice la Esteban en un momento de estos cuatro minutos de despropósitos. "Como yo no he pillado esa revolución -la industrial- tres narices me importa"- un argumento que podría haber empleado uno de mis peores alumnos.
En fin... lo grande es que estoy convencida de que la mayor parte del público (y muchos de los de las mesas) no tenían ni idea de que la chica estaba metiendo la zarpa hasta el fondo y más allá y reían y aplaudían porque lo decía el regidor.

Entendedme: yo no critico a la gente que no sabe. Yo no sé mucho de tantísimas cosas... tampoco creo que tenga que ser motivo de vergüenza el no haber estudiado, el no hablar correctamente o el tener lagunas de conocimiento. Lo que me revienta es la actitud contraria, la exhibición con orgullo de la ignorancia y el menosprecio a cualquier cosa que huela a sapiencia. Me duele el desprecio a la educación, en todos sus sentidos. Me duele... y me da una pena que me muero.



<<No se puede evitar empatizar con esa pobre señora -con ella y con todos los demás de su gremio, claro. Lo malo es sentir que te laten las venas y no poder hacer nada por remediarlo, sinceramente.
A mí me apena mucho el simple hecho de pensar que ya nadie quiere simplemente saber. No es ninguna tontería, la gente de hoy en día es que no tiene ni respeto ni interés por algo que siempre he considerado intrínseco del ser humano, la intriga por conocer su alrededor. Me da tristeza pensar que esa generación no va a sentir nunca el dulce sabor de boca tras acabar un buen libro, el gusto tras cerrar sus tapas y pensar en cuánto le ha gustado la historia, la felicidad que trae el olor de las hojas de un libro nuevo, el placer de sentarse en cualquier lado y crear tu pequeño espacio para simplemente entrar en él y desaparecer para trasladarte al fantástico mundo que la novela te introduce. Es realmente doloroso que eso que era pan de cada día para mí no lo va a sentir ninguno de ellos, y que lo va a tener que suplir de alguna forma, desgraciadamente muy seguramente en algún tipo de acto vandálico o dañino para sí mismo o su alrededor. Pero lo más triste de todo es darse cuenta de que los que sí somos capaces de encontrar en la lectura, en el saber, una fuente donde saciar nuestra infinita sed humana de conocimiento seamos tachados de "cerebritos", y seamos motivo de burla, menosprecio, o, en el peor de los casos, abuso. Porque, seamos sinceros, las personas podemos temer a alguien que tenga un aspecto mucho más fuerte que el nuestro, pero lo que nos aterra es alguien que sea capaz de echar abajo nuestras creencias con irrefutables argumentos. Como dicen, las heridas únicas heridas que no sanan con el tiempo son las que hieren nuestro orgullo.>>

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